¡Qué cómic! No me cabe duda afirmar de que se trata de una obra maestra de inestimable valor histórico.
En una breve síntesis, por estas páginas se pasean los huérfanos que dejó la guerra civil, con sus chascarrillos, sus juegos y sus héroes de comics… Niños cuyo “espíritu nacional” de la falange de Franco se les inculcaba con violencia y represión, sin olvidar la hipócrita bendición de la iglesia de entonces.
Además de madres y padres separados de sus hijos, el hambre, la soledad y los sueños rotos de una generación de niños que tuvieran la mala suerte de haber nacido en el lado errado de las barricadas del conflicto, estamos delante de una “autobiografía colectiva” en viñetas que habla sobre la represión que el franquismo ejerció en unas cuantas generaciones de españoles a través de los hogares de la “Obra Nacional de Auxilio Social”.
Aquí tenemos un buen ejemplo de memoria histórica que, con su testimonio, no nos deja olvidar los errores del pasado.
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