A los que nos gusta la palabra, el hecho de poder "grafar" nuestro pensamiento, nuestra visión o el simple absurdo que llevamos dentro, en lo que podamos es un hábito, quizás incluso mezclado de vicio.
Tengo un amigo, un buen amigo, que tutea con la grafía, pero todavía, por sus motivos personales (aquí no me meto, sin embargo estimulo) no saca sus cosas del cajón.
Hay siempre la preocupación con la crítica, la falta de capacidad para expresar lo que queremos, "words don´t como easy", pero una vez que cojamos la pluma ajena a lo que se opina convencional, somos la metamorfosis diaria que pocos son capaces de interpretar o, a lo mejor, no hay nada que interpretar.
Durante casi una década me dio vergüenza soltar mi lirismo cursi, era como si fuera adolescente otra vez. Hoy, gracias a gente que no me dejó llevarme demasiado en serio, he vuelto a escribir por "the sake of writing"... y cada vez me llevo menos en serio.
Pablo, buen Pablo, como el epistolar de Tarso, reconvierte tu tiempo y metamorfosea esos pronombres interrogativos sin signo y llévanos a un lirismo que tienes en proyecto. Esto es un repto para el futuro...
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