quinta-feira, outubro 25, 2018

"La vida de las flores es todavía más breve cuando alguien rompe la rama"

La tierra olía a mojado, y las ramas de los cerezos se inclinaban por el peso de la humedad. El suelo estaba lleno de pétalos, derribados por la lluvia de la noche anterior. “Qué vida tan efímera tienen las flores”, pensaba Matsuzo, mientras él y Zenta subían la colina hacia el templo Sariyuji. Se sentía invadido por una sensación de melancolía al pensar en la fugacidad de la belleza, y buscaba palabras para expresar sus sentimientos en poesía.

A lo lejos, el pausado tañer de la campana del templo Sariyuji tocaba la Hora de la Serpiente. La mañana no estaba demasiado adelantada. En vez de componer su proprio poema, las palabras que le vinieron a Matsuzo a la mente fueron las líneas iniciales del Cuento de Heike: “El sonido de la campana de Jetavana es el eco de la fugacidad de todas las cosas”.

- ¿Componiendo un poema a las flores? – preguntó Zenta. Sabía perfectamente cuándo Matsuzo se dejaba llevar por la poesía.

Matsuzo hizo una mueca triste.

- Estaba pensando en lo poco que duran las flores, y quería formular este pensamiento con las palabras adecuadas. Pero alguien lo ha dicho ya mejor de lo que yo pueda hacerlo.

- La vida de las flores es todavía más breve cuando alguien rompe la rama – dijo Zenta secamente. 

in “El valle de los cerezos rotos” de Lensey Namioka, p.83.
(Traducción del inglés: Jesús Fernández Zulaica)
El valle de los cerezos rotos

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