Una epifanía de bolsillo ocurre cuando estás medio perdido y te encuentras en lo que llevas en los bolsillos. La pinza del papeleo, el móvil chino, la fiel navajita, el boli sustraído a tu hijo, el chicle olvidado, el ticket de la charcutería, el recorte arrugado de la "vejez" de Savater y la dolorosa factura del gas. En fin, mentos y (frag)mentos de un ser preparando los pantalones y purificando el espíritu, entre vestigios de pelusas, antes de poner la lavadora.
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