Entre la censura de toda la vida y la actual "cultura de la cancelación", la principal diferencia es que la segunda, además de cancelar muchas opiniones e iniciativas, hace perder el tiempo al supuesto cancelado. Puesto que ambas tienen por base la infinita estupidez humana, si tengo que elegir, prefiero la típica censura, esa inquisitorial señora que no tiene que travestirse para quedar bien con nadie y nunca nos hará perder nuestro precioso tiempo vital e intelectual.
Sem comentários:
Enviar um comentário