quarta-feira, novembro 23, 2022

Un día raro...

Un día raro. Estuve demasiado inquieto y algo crispado, aunque no me haya faltado la moderación. No pongo la culpa en el cansancio, en las noches de sueño interrumpido, la culpa de este sentir es mía, de mi ego, de creer que a lo mejor puedo hacer y valer más de lo que la realidad pone en valor de verdad. Me siento alejado del camino que quiero seguir y veo a muchos de los que me han despejado el mismo parando y diciéndome: "He llegado hasta aquí, ahora es tu turno, tienes que seguir tú. Me toca descansar.".
No sé si tengo madurez suficiente, no sé si tendré la humanidad necesaria. Me crié entre guerreros que me enseñaron a estar en guardia y a creer que la paz tiene que protegerse. Esa desconfianza no solo me protege, también me aísla y hoy no sé lidiar con lo que siempre he asociado a una virtud.
Escribo estas palabras raro, con ganas de desaparecer, con ganas de abandonar una misión que, en lo más íntimo de mí, sé que me fue confiada. Pero dejé que otro tipo de confianza hablase más alto y tuve de llegar a la arrogancia para no reconocerme. En la humildad están mis maestros, en la humildad está mi camino. Por favor, descansad pero dejadme volver con vosotros siempre que me vuelva raro, siempre que mi ego se sobreponga a la verdad, siempre que el Luis deja de ser leal a si mismo.

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