Es evidente que los comics tienen mucho destaque en este blog (las bicis, en especial las de estética antigua, también), y este verano he tenido la suerte de encontrar en las estanterías de una librería muy peculiar, donde me gasté más de lo que debía, un libro de historietas sencillas, casi “zen”, de un cartero, de un pueblo en Corea y de su bicicleta roja, su fiel compañera en un cotidiano simple pero profundo en reflexión. Creo que son cuatro libros de colección, este es el primero y, no cabe duda, que es uno de los mejores cómics de este género desde el último que he leído de Taniguchi. Merece la pena.
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