(Torga, para siempre Torga...)
Te
di los días, las horas y los minutos
De
estos años de vida que pasaron;
En
versos se quedaron
Imágenes
que son máscaras anónimas
De
tu rostro prohibido;
El
hambre insatisfecha que sentí
Era
de ti,
Hambre
del instinto que no fue escuchado.
Ahora
retrocedo, leo los versos,
Cuento
las desilusiones en la lista del corazón,
Recuerdo
la pesadilla de los deseos,
Miro
el desierto humano desolado,
Y pregunto por qué, por qué razón
En
las dunas de tu pecho el viento pasa
Sin
tropezar en la gracia
De la
más ligera señal de mi mano…
Miguel
Torga
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