El pasado jueves, el gran José Manuel Paulette se hizo acompañar aquí por el menda en la presentación de su Habitar la soledad y, como siempre que disfruto de su compañía, fue un momento memorable.
Na passada quinta-feira, o grande José Manuel Paulette fez-se acompanhar aqui pelo mangas na presentação do seu Habitar a Solidão e, como sempre que desfruto da sua companhia, foi um momento memorável. (Fotos de la Fundación CB y de José Manuel GR)
A continuación, tenéis el texto introductório del acto y una breve contextualización del la obra de nuestro artista.
Buenas tardes a todos y todas, bienvenidos a la Fundación CB. Es un placer estar aquí hoy para presentar Habitar la soledad y compartir este espacio con José Manuel Paulette, cuya obra nos invita a una travesía única entre la imagen y la palabra, el arte y la introspección, el gesto creativo y el pensamiento. Si me permitís, antes de dar paso al diálogo con nuestro autor, me gustaría compartir una breve contextualización de la obra de Paulette que, según mi perspectiva, nos podrá ayudar a situarnos mejor en el espíritu de esta obra.
José Manuel Paulette, o simplemente Paulette, como la inmensa mayoría de nosotros lo conoce, es un artista gráfico y divulgador cultural cuya trayectoria ha dejado una huella significativa, especialmente en Badajoz y Extremadura. Su trabajo trasciende la simple creación pictórica, estableciendo un diálogo constante entre el arte y la literatura, entre la imagen y la palabra. Con una sólida formación clásica y una mirada contemporánea, Paulette se mueve con libertad entre influencias de grandes maestros como Picasso, Kandinsky, Matisse o Braque, al tiempo que sumerge sus pinceles en la profundidad filosófica de Camus o Sartre, abarcando tantísimos colores que jamás lo encontraremos rehén del existencialismo, sino libre e impregnado de lirismo.
En Habitar la soledad, nos encontramos con un diario visual de una riqueza única: pinturas, dibujos, collages y acuarelas que no solo muestran su destreza artística, y que, en simultaneo, nos invitan a adentrarnos en su universo creativo. El libro que tenéis en manos, además de una herencia física que homenajea a los legendarios cuadernos Moleskine, recoge fragmentos de textos ajenos y reflexiones propias que lo convierten en un testimonio íntimo, donde la soledad es explorada como un espacio de creación y pensamiento. Por otras palabras, no se limita a la estética, es también una invitación a la introspección, un ejercicio de observación y otorgamiento, como diría Ramón Gómez de la Serna. En un mundo marcado por la inmediatez y la dispersión, el arte de Paulette nos propone detenernos, contemplar y redescubrir la belleza en los detalles. Ya sea a través de la pintura o la escritura, cada trazo y cada palabra están impregnados de una sensibilidad que nos interpela y nos enriquece.
Hoy, al presentar a Paulette y su Habitar la soledad, celebramos no solo su talento artístico, sino también su capacidad de conjugar el arte con la reflexión (si es que es posible no hacerlo), de hacernos partícipes de “sus trabajos y sus días” y, sobre todo, de recordarnos que, incluso en la soledad, el arte sigue siendo un potencial puente que nos une y, posiblemente más importante para el presente que vivimos, nos salva y nos ayuda a alejarnos de la latente barbarie que existe en nuestra condición humana.