«La pesadilla de Lisboa eran sus numerosos bacalaos como ropa tendida; todos con sus hermosos números del precio como si fuesen sus iniciales. Bacalaos fuera de las tiendas y bacalaos corretones en manos del hombre cuaresmático que arrastra diez bacalaos por la empuñadura de su cola y va dejando un reguero de olor revolviente a su paso.»
Ramón Gómez de la Serna [1923], El novelista, Madrid, Espasa-Calpe, 1973, p. 206.
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