Tengo el cerebro ardiendo y llevo días con poquísimas horas dormidas, pero por dentro se generan unos pensamientos, unas imágenes, que mi realidad física no me dejan escribir y describir. Quizás sea otro tipo de paternidad que no ejerzo. No sé cuánto tiempo seguiré (y aguantaré) así, el cuerpo me pide descanso, el cerebro coexiste con el llanto del bebé y el todo sigue como puede, no demasiado preocupado, sí descolocado. No sé si todo esto tiene sentido y, me lo digo a mi mismo, para no quemar aún más neuronas buscándolo.
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