[Trad. Luis Leal/Pedro L. Cuadrado]
Al volante del Chevrolet por la carretera de Sintra,
A la luz de la luna y al sueño, en la carretera
desierta,
Conduzco solo, conduzco casi despacio, y un poco
Me parece, o me fuerzo un poco para que me parezca,
Que sigo en otra carretera, por otro sueño, por otro
mundo,
Que sigo sin que haya una Lisboa dejada o una Sintra
a la que llegar,
Que sigo, ¿Y que más habrá en seguir sino no parar
pero seguir?
Voy a pasar la noche a Sintra por no poder pasarla
en Lisboa,
Pero, en cuanto llegue a Sintra, me dará pena de no
haberme quedado en Lisboa.
Siempre esta inquietud sin propósito, sin sentido,
sin consecuencia,
Siempre, siempre, siempre,
Esta angustia excesiva del espíritu por nada,
En la carretera de Sintra, o en la carretera del
sueño, o en la carretera de la vida…
Maleable a mis movimientos subconscientes del
volante,
Corre bajo mí conmigo el automóvil que me prestaron.
Sonrío del símbolo, al pensar en él, y al girar a la
derecha.
En cuántas cosas que me prestaron yo sigo en el
mundo
¡Cuántas cosas me prestaron conduzco como mías!
Cuanto me prestaron, ¡ay de mí!, ¡yo mismo soy!
A la derecha la casucha – sí, la casucha – junto a
la carretera
A la derecha el campo abierto, con la luna a lo
lejos.
El automóvil, que parecía hace poco darme libertad,
Es ahora una cosa donde estoy encerrado,
Que sólo domino si me incluyo en él, si él me
incluye a mí.
A la izquierda allá atrás la casucha modesta, más que modesta.
La vida allí debe de ser feliz, sólo porque no es la
mía.
Si alguien me ha visto desde la ventana de la casucha,
soñará: aquel sí es feliz.
Tal vez para el niño que acecha por los cristales de
la ventana del piso que está arriba.
Fui con el automóvil prestado como un sueño, una
hada real.
Para la muchacha
que miró, al escuchar el motor,
por la ventana de la cocina
En la planta baja,
Soy algo así como el príncipe que hay en los
corazones de las muchachas,
Y ella me habrá mirado de soslayo, por los
cristales, hasta la curva donde me he perdí.
¿Dejaré sueños detrás de mí, o es el automóvil que
los deja?
¿Yo, conductor del automóvil prestado, o el
automóvil prestado que yo conduzco?
En la carretera de Sintra a la luz de la luna, en la
tristeza, delante de los campos y de la noche,
Conduciendo el Chevrolet prestado desconsoladamente,
Me pierdo en la carretera futura, desaparezco en la distancia que alcanzo,
Y, en un deseo terrible, súbito, violento,
inconcebible,
Acelero…
Pero mi corazón se quedó en el monte de piedras, del
que me aparté al verlo sin verlo,
A la puerta de la casucha,
Mi corazón vacío,
Mi corazón insatisfecho,
Mi corazón más humano que yo, más exacto que la
vida.
En la carretera de Sintra, sobre la medianoche, a la
luz de la luna, al volante,
En la carretera de Sintra, que cansancio de la
propia imaginación,
En la carretera de Sintra, cada vez más cerca de
Sintra,
En la carretera de Sintra, cada vez menos cerca de
mí…
Álvaro
de Campos, in "Poemas"
Heterónimo
de Fernando Pessoa
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