domingo, setembro 30, 2018

Desde Buenos Aires, Alfonsina Storni

En Buenos Aires, hace poco más de un mes, mi buen amigo Jorge Neto tuvo la amabilidad de  acordarse de mí y enviarme un libro con la siguiente dedicatoria:

Llevarte a Borges habría sido demasiado fácil, recibe a la Florbela Espanca argentina en señal de nuestra amistad (…)”.
Alfonsina Storni (1892-1938)

Así me llegó a manos este “Poemas de amor” (Hiperión) de Alfonsina Storni que me acompañó en los últimos días. Florbela Espanca no me circula por las venas (con la excepción del amor por el Alentejo) pero esta señora, Alfonsina Storni, me dejó residuos en las arterias…

Gracias estimado amigo. Nos veremos pronto...

Algunos de estos "Poemas de amor":

XIV
Estás circulando por mis venas. Yo te siento deslizar pausadamente. Apoyo los dedos en las arterias de las sienes, del cuello, de los puños, para palparte.

XV
Pongo las manos sobre mi corazón y siento que late desesperado. - ¿Qué quieres tú? Y me contesta: - Romper tu pecho, echar alas, agujerear las paredes, atravesar las casas, volar, loco, a través de la ciudad, encontrarle, ahuecar su pecho y juntarme al suyo.

LVI
Tenías miedo de mi carne mortal y en ella buscaba el alma inmortal. Para encontrarla, a palabras duras, me abrías grandes heridas. Entonces te inclinabas sobre ellas y aspirabas, terrible, el olor de mi sangre.

LVIII
Otra siesta, frente al río que se dirige al mar, tu cabeza en mi falda, imaginamos que la tierra era un buque en movimiento abriendo en el espacio un camino desconocido. Desprendida de su ruta habitual seguía a capricho nuestra voluntad y se alejaba, zigzagueando, cada vez más del sol, hacia uno de los bordes del Universo. Entrecerrados los ojos y aspirando el aliento niño de un recién nacido diciembre, nos sentimos desligados de toda ligadura, creadores del Camino, la Dirección y el Tiempo.

LIX
Adherida a tu cuello, al fin, más que la piel al músculo, la uña a los dedos y la miseria a los hombres, a pesar de ti y de mí, y de mi alma y la tuya, mi cabeza se niveló a tu cabeza se niveló a tu cabeza, y de tu boca a la mía se trasvasó la amargura y la dicha, el odio y el amor, la vergüenza y el orgullo, inmortales y ya muertos, vencidos y vencedores, dominados y dominantes, reducidos e irreductibles, pulverizados y rehechos.

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