quarta-feira, fevereiro 20, 2019

Decir que Ángel Campos tenía un alma portuguesa no me parece honesto de mi parte.

Decir que Ángel Campos tenía un alma portuguesa no me parece honesto de mi parte. No creo en nacionalismos, ni siquiera en poesía. Sin embargo, comprendo que su lírica era única, con substancia propia, y, por eso, hoy es patrimonio intangible (e indiscutible) de Extremadura, de la lengua española y encuentra en la cultura portuguesa (que tanto difundió) un “palmo de tierra” al que, ambos, también podemos llamar patria.
Traducir sus versos fue un privilegio, como fue un privilegio, ayer, encontrarme rodeado de noble gente que homenajeó su memoria y su legado, ese que, “mientras se pueda pensar, no encontrará olvido”…

(Fotos de Jose Manuel Corbacho y Esperanza Rayo)







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