For children are innocent
and love justice,
while most of us are wicked
and naturally prefer mercy.
G. K. Chesterton
O BEBÉ
A serra dificulta pedalar para cima, é necessária
a mudança de carreto e o correcto ritmo.
O pai vai buscar o filho ao colégio frio de inverno.
O bebé feliz, veste-se quentinho,
sorri com rosetas nas bochechas.
Ambos descem devagar a serrania
dos olhares incrédulos e idosos
duma cidade necessitada
de sorrisos.
Incredulidade e sorrisos.
Aquele é que vai bem!
Chegada a casa, a família
vive normal o dia-a-dia
de papas, banhos, fraldas,
brinquedos desarrumados
e dolorosamente pisados,
afazeres de seres a viverem
a etapa de serem pais
porque têm filhos.
No outro dia, a manhã no carro convencional
(com soufagem e cadeirinha homologada pela CEE),
a mamã deixa o bebé adorminhado ao cuidado
da auxiliar de infância que lhe denuncia:
Sabe que o seu marido veio buscar o seu filho de bicicleta?
Descansada, a mãe diz que sim.
Desconfiada, a outra pergunta-lhe se tem a certeza.
Epílogo:
O pai, esse inconsciente,
voltou sempre que pôde
ao colégio de bicicleta.
Ciente de preferir ser conhecido
como imprudente que dependente
de ainda mais coisas que aquelas
que tem de ser.
Talvez um dia o bebé o perdoe.
For children are innocent
and love justice,
while most of us are wicked
and naturally prefer mercy.
G. K. Chesterton
EL BEBÉ
La sierra hace difícil pedalear hacia arriba, es necesario
cambiar de piñón y el ritmo correcto.
El padre va a recoger al hijo al colegio frío de invierno.
El bebé feliz, se viste calentito,
sonríe con las
mejillas sonrosadas.
Ambos bajan despacio la serranía
de las miradas incrédulas y ancianas
de una ciudad necesitada de
sonrisas.
Incredulidad y sonrisas.
¡Ese sí que va bien!
Llegada a casa, la familia
vive normal el día a día
de papillas, baños, pañales,
juguetes descolocados
y dolorosamente pisados,
quehaceres de seres que viven
la etapa de ser padres
porque tienen hijos.
Otro día, la mañana en el coche convencional
(con calefacción y silla homologada por la CEE),
la mamá deja al bebé adormilado al cuidado
de la auxiliar de guardería que le pregunta:
¿Sabe que su marido vino a buscar su hijo en bicicleta?
Descansada, la madre dice que sí.
Desconfiada, la otra le pregunta si está segura.
Epílogo:
El padre, ese inconsciente,
volvió siempre que pudo
al colegio en bicicleta.
Consciente de preferir ser conocido
como imprudente que dependiente
de aún más cosas que las
que tiene que ser.
Tal vez un día el bebé le perdone.
(trad. Fátima Beltrán Cabrera)
in "pedal(e)ar", luis leal, pp.20 e/y 21
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